no hijo, no te preocupes aquí estoy a tu lado
Papá, porque ya no te veo
Es que has cerrado tus ojos.
Papá ya no tengo miedo
si quieres déjame volar
no, mejor no me sueltes
y así te llevo a volar conmigo.
El padre dejaba salir lágrimas de sus ojos
sin soltar la manos del niño, le dijo:
Sí hijo, vamos a volar juntos.
Después, sólo el silencio quedó.
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