Y entonces, al caer la noche, él le preguntó:
¿Recuerdas cuando me amabas?
Ella levantó la vista y le contestó:
Perdón pero no recuerdo si te conozco
Una lágrima se deslizó por su mejilla, la abrazó y beso en
la frente, ella solamente lo miró y se alejó.
Él se quedó sentado mirando como se alejaba su amada y los
recuerdos llegaron a su mente, pero ella, ya no lo recuerda.
Han pasado muchos años y él regresa cada tarde, la observa y
se acerca lentamente, le entrega una flor y le sonríe.
Ella lo mira con cierta reserva levantando apenas la mirada,
acepta la flor y lo toma de la mano
Te conozco, le dice, se apoya en su brazo y recarga la
cabeza en su hombro, él se siente el hombre más dichoso del mundo, caminan
por un buen rato en el parque de la Condesa, ríen, platican y observan a las
personas que se cruzan en su andar.
Diez minutos antes de las 6, ellos se sientan en una banca
que da a Michoacán, esperan el atardecer; los rayos de luz naranja se comienzan
a filtrar por las copas de los árboles y entonces.
Al caer la noche, él le
pregunta:
¿Recuerdas cuando me amabas?
Ella levanta la vista y le contesta:
Perdón pero no recuerdo si le conozco
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