miércoles, 23 de junio de 2010

11:11

Era de noche y la ciudad se mantenía en silencio,
una joven se encontraba caminando frente al ángel,
en la esquina de Reforma un hombre observaba,
en su reloj se marcaba 11:11.

Un destello en el cielo iluminó las miradas,
en el silencio de esa noche un umbral apareció,
Con un toque de su mano, el ángel, al hombre despertó.
No es un sueño, él decía, veía a una diosa que con paso firme Reforma recorría.

11:11 resonaba en el alma
11:11 palpitaba
11:11 un reencuentro de vidas pasadas.

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